Cada rincón del universo está lleno de diferencias, escondites a los que escapar o sitios donde revivir recuerdos. Sin embargo, cada uno de esos lugares están llenos de cosas valiosas que contemplar. 

Cada persona del mundo cogerá ese arte y lo transportará  a algún lugar de su corazón, de eso se trata. Amar el arte conlleva a amarse a uno mismo.

​

Desde el lado de la educación, es interesante enseñar al alumnado a amar el arte sin apenas darse cuenta. Ser capaces de asomarse a los ojos de cada compañero y apreciar la sensibilidad que los compone. Ser capaces de asomarse a uno mismo para conocerse y entenderse mejor. Mimar nuestro interior a través del arte.

El arte es un recurso que propicia la motivación, autonomía, compañerismo... 

Trabajar con estas actividades en la escuela es un acto de solidaridad y valentía por parte del docente hacia el alumnado. A simple vista puede parecer un proyecto complicado. Sin embargo, la ejecución e impacto en el alumnado es asombroso. Los alumnos necesitan sentirse valiosos dentro del aula, verse capaces de conseguir metas. Aquí entra en juego el gran papel que realiza el docente, crear alumnos que sientan y transmitan al resto. Que al volver a sus casas, piensen en la suerte de poder vivir esta experiencia.

​

​

Celia.